viernes, 13 de agosto de 2010

Textos para muestra bicentenario II

Texto completo Karina

Una obra. Dos cuadros. Cero escapatorias.
Así da origen a la búsqueda intermitente del sentido. El humano responde a su función biológica del bucear en su interioridad hacia aquella redención de su ser, de la lógica que justifique la existencia. He aquí la conformación de un sistema formal que permita redimir la expiación causada por tal trastorno que conlleva no solo el mirar sino el ver la realidad circundante.
Por un lado aquella no-mirada, esos ojos que huyen del contemplador entre sus manos evadiendo todo contacto y renegando el pasado inserto en el recuerdo. ¿La escapatoria? Ausente. No se haya signo visual que demuestre una posible salvación mental. El encierro sofocante de aquella puerta sin salida y la mirada arrolladora vacua de esperanza del cuadro contiguo. El cataclismo social ha trastocado su alma.
Lo presente: la memoria. Lo ausente: el rostro. Trazos que replantean la veracidad del condicional arte figurativo que deja entrever los rasgos de una cara que en su momento fue completa y ahora corrompida; evocada por la memoria y la experiencia que reconstruyen aquello presente pero a la vez ausente.
Invocar el encanto de lo clandestino como liberación emocional y superación espiritual dentro del canvas concebido como campo de batalla que permite entrever el eterno cuestionar de aquel no-lugar corporal.
De lo proscripto a lo prescripto: del destierro al entierro.

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